Yo también soy parte de la historia del Perú

RELATO PARTICIPANTE DEL CONCURSO «CARTA AL PERÚ»
INDICACIÓN AL LECTOR: Publicamos los relatos sin editar, tal y como los recibimos.


Cómo plasmar en tantas letras una carta por los 200 años de independencia del Perú, cuando siento un nudo en la garganta, el nudo que sostiene mi historia que hoy estoy dispuesta a desatar y mientras tiro de ella recuerdo las veces que me dijeron “cállate” o “ya pasará” y nunca pasa, se queda en el alma que llora por dentro mientras que otras personas se beneficien de ese silencio ¿Me pregunto si así inician las historias de todas las independencias del mundo? No lo sé, pero ahora estoy convencida de que yo también soy parte de la historia del Perú, que el dolor mío también es el dolor de muchas personas que a lo largo de su vida les arrebataron su libertad. Me refiero a la libertad de sentir y de pensar, de enojarnos sin ser etiquetadas como locas, de vomitar ante el asco de la injusticia y de sangrar sin que sea considerado un pecado mortal. Mientras te expreso esto me quedo sin aliento, he desatado todo tipo de nudos, pero nada es parecido a poner en palabras lo que susurro por dentro, me pierdo en un montón de pensamientos y versos, me pregunto si este es el mensaje correcto. 

Mi historia comienza en los años 90, con el pelito alborotado y las medias chuecas, montada encima de una bicicleta buscando atención y solo encontré problemas. El cole, las tareas, todo eso me daba pereza, yo solo quería jugar en el patio de la escuela y por eso me mancharon la libreta, me jalaron la patilla y me dijeron que era muy inquieta; yo estaba tranquila, calmada, serena, acostumbrada a no darle importancia, cuando de pronto dos mamás me gritaron que estaba bien fea y descubrí que a esta sociedad no le importa si le pones ganas porque si tienes cara bonita resaltas, harta de la crítica toxica, me largue de ese lugar pensado encontrar paz y me tope con la guerra y otras dependencias, un escape fácil y oscuro que solo te lleva a un abismo seguro, dormí por un buen tiempo hasta que abrí los ojos y ya no pude esquivar la realidad llena de preguntas y yo queriendo respuestas. 200 años de independencia ¿y que he aprendido durante mis 28 años? He aprendido que nuestras acciones, aunque parecieran insignificantes, son el eco de las futuras generaciones, está en nosotras mantener encendida la llama de la esperanza que nos impulsa a cumplir nuestras metas, no estamos solas, me tienes a mí y todas a las personas que te aman para abrazarte, escucharte y apoyarte en tus días dorados y en los menos afortunados. 


Autora: María Corimaya Salva.

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