Cree en un maestro —Poe, Maupassant, Kipling, Chejov— como en Dios mismo.
Si estás atontado, escribe algunas notas como estímulo.
No tenga discusiones con su mujer por la mañana ni por la tarde, por la noche si.
En tanto que cuentista, yo soy hechura de estas lecturas y de muchas otras que sería largo citar. Uno está nutrido de los autores que ama, de los que algo o mucho toma y aprende, pero sobre todo está nutrido de su propia experiencia.
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