Un ingeniero que lee, un ingeniero que escribe. Ulises Gutiérrez ha roto esquemas. Nació en 1969 en Colcabamba, donde fue oyente de innumerables historias narradas principalmente por su abuelo. Estudió en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) en la época en que el terrorismo asediaba al Perú. Las letras fueron su refugio. Nuevas historias llegaron a sus oídos, esta vez contadas por sus compañeros de estudio. Germinó el deseo de contar las suyas. En el 2008 se materializó ese deseo con The cure en Huancayo —reeditado en 2019—. Ahora, con sus respuestas al test Machucabotones, nos deja entrever lo que la escritura significa para él.
¿Para qué escribir en estos tiempos?
Yo escribo por la misma razón por la que todas las mañanas corro las cortinas de mi habitación: para ver la luz del nuevo día, para saber que estoy vivo. Escribo porque de lo contrario sería peor.
¿Cuándo a mano y cuándo en el teclado?
A mano cuando me asalta una idea, una frase, un verso sin el iphone a mano; en el teclado, cuando me asalta la inquietud de seguirle los hilos a la voz interior que me dicta las cosas que escribo.
Un escritor es un inconforme que quiere torcer la realidad. No logra hacerlo, por supuesto; la realidad es la realidad; pero se abate en el intento.
«escribo por la misma razón por la que todas las mañanas corro las cortinas de mi habitación: para ver la luz del nuevo día, para saber que estoy vivo»
Un escritor no es ciego aun cuando sea ciego.
¿Inspiración o disciplina?
Inspiración y persistencia. Como los músicos.
¿Dónde sueles escribir?
En casa. En el rincón calmo de mi habitación en que el dolor de espalda duele menos.
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Los cuatro libros publicados de Ulises. -
Su biblioteca y su perrita Yumilí.
¿Qué conservas de tu ‘yo niño’?
Mis ganas de aprender a danzar danza de tijeras.
¿Verso o prosa?
Verso y prosa. Como la vida.
¿Qué te gusta de tu ‘yo escritor’?
Las verdades que me invento, las mentiras que me miento.
¿Si mañana todo se termina?
Si mañana todo se termina, tomo mi laptop, mi manual de hidráulica, a mi perra Yumilí y salimos a inventarnos otro mundo.
