Nada mejor que ir a soñar un poquito para aliviar el embotamiento del alma. Puedes soñar a través de cartas escritas a tu yo del futuro. ¿Cómo te lo imaginas? ¿Qué quisieras decirle?
Hola. Espero que sigas escribiendo. Me gustaría que me dijeras cómo te ha tratado la vida. ¿Terminaste el libro de cuentos que te planteaste? ¿Viste todas las películas de Dennis Villanueve? ¿Ya aceptaste que llevas toda la vida sin sentirte hombre y que eres no binario?
Días antes de escribirte esta carta me puse a llorar porque sentí que estaba cayendo de nuevo. Supongo que recordarás a qué me refiero: a la vez que estuviste medicado y con psicólogo, llorando en tu cuarto con ganas de castigarte. Sé que será muy difícil olvidar estos momentos, pero espero que ya pienses menos en ellos. ¿Sigues cumpliendo con el reto diario? Ojalá estés escribiéndote a ti mismo “Reto cumplido” en WhatsApp.
Ojalá hayas entendido que la vida no consiste en que tienes que ser alguien para sentirte merecedor de hacer aquello que te gusta. Ojalá ya no te dé roche bailar en público ni empezar una conversación con un desconocido solo porque te gustó su estilo de vestir. Ojalá sigas llamando a nuestra hermana. Imagino que ya no vives con nuestra madre. Seguro estás en un departamento, en algún lugar cerca del instituto de cine donde nos dijimos que estudiaríamos montaje. Pero si esto no ha pasado, quédate tranquilo. Llevo suficiente tiempo viviendo con las expectativas hasta el cielo. Si estás estudiando otra cosa no diré nada. Solo espero que lo estés disfrutando y no pensando en que es la mejor decisión para los demás. Que sea lo que tú quieres.
¿Acaso la gente ha crecido tanto que ya no te mira raro por la calle? Porque me imagino que al menos debes tener un par de piercings y tatuajes nuevos, y el cabello rosa pastel que tanto querías. Tal vez el mundo sigue sin estar preparado para lo que seremos. Quizá ni tú mismo lo estás, y eso está bien.
«la vida no consiste en que tienes que ser alguien para sentirte merecedor de hacer aquello que te gusta»
El motivo de esta carta no es para decirte qué deberías hacer, o qué me gustaría que seas (por más que me haya detenido mucho tiempo a decírtelo). Te escribo porque espero que seas feliz donde sea que estés; que cuando escuches una canción de “Childish Gambino” en la calle, te pongas a tararear la letra; que no pierdas el contacto con las personas que te aman. Porque sé que tiendes a huir de las cosas, como de las clases del colegio a las que faltaste porque, según tú, te dolía el estómago.
No te lo digo para recriminarte; ya hemos hecho eso suficiente. Te lo digo porque hay un mundo allá afuera que estoy aprendiendo a conocer y amar. A ver sus colores magentas y verdes en las flores y en las pistas. Dime que no dejaste de salir a caminar sin audífonos para escuchar los carros. Espero que te sigan gustando esas cosas raras.
Siempre supiste quién eras.
Desde pequeño escribiste fánfics de Lego Batman, hasta tenías un cuento que algún día te haría famoso. Pero sé que no te importa la fama ni el dinero, solo el placer de escribir tu historia.
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