La cuarentena me agarró recién mudada y en esta nueva casa solo encontré una mesita Singer, donde alguna vez hubo una máquina de coser. Está en medio de la sala. Pedaleo todo el día.
Después de tantos meses de encierro y maternidad, mi cuerpo ha vuelto a ser el de antes. O casi. Estoy echada en mi cama y miro un ratito mi vientre. Pero en realidad no es eso lo que miro. En su lugar, veo una tela negra cubierta por un encaje floreado.
Han pasado 17 meses desde que dejó atrás el encierro metropolitano. Casi no sabe nada: qué pasó con los hospitales colapsados, con las filas en los centros de abastos, con el miedo, con la desesperación, con la incertidumbre.
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